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John Hopkins University

COVID 19 - A PONERSE LAS PILAS. Las dos olas de contagio…

…y la oportunidad del levantamiento de la cuarentena

Publicado: 2020-08-19

Ya no cabe duda que en el Perú hemos entrado a una segunda ola de contagios que se da sin haber logrado bajarlos previamente en su totalidad, como sucedió antes en Asia y Europa, y ello producto del levantamiento adelantado de la cuarentena, siguiendo criterios más económicos que sanitarios. Y claro, esto no puede venir solo, trae sus consecuencias: 

• A inicios de julio se produjo el levantamiento, cuando teníamos todavía alrededor 3,300 contagiados y 182 fallecidos diarios. Actualmente, en el marco de esta segunda ola, hemos alcanzado 10,143 contagios y 277 fallecimientos en un día, ambos récords históricos en lo que va de la epidemia. Pero esta no ha sido una excepción, pues en los últimos 15 días se ha batido 9 veces el récord previo de fallecimientos diarios.

• Nuestra tasa de letalidad, que antes del reconocimiento de los fallecimientos excedentes, estaba por debajo del promedio mundial, llega ahora a 4.9 %, superando el promedio mundial de 3.6%. En mortalidad por habitante ocupamos el tercer lugar en el mundo, luego de Bélgica a quien estamos por superar, y de un pequeño país europeo que tiene una población de menos de 35,000 habitantes y una alta densidad poblacional.

• El equilibrio de camas UCI se mantiene, a nivel nacional, en superávit con alrededor de 130 camas libres, aunque en regiones y momentos determinados, las disponibles han sido insuficientes. Por tanto el colchón de que disponemos es aún muy delgado para soportar un crecimiento drástico de la demanda de atención, cosa que con esta nueva ola no se puede descartar, y eso nos pondría en un grave riesgo de desborde global, que llevaría las cifras a niveles mucho mayores.

En el gráfico siguiente se ve la fuerte elevación de la nueva ola de contagios que se da a partir del levantamiento de la cuarentena en julio, cuando aún no se había logrado bajarlos totalmente.

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Para tener una visión más clara y sustentada de cómo han evolucionado los contagios a lo largo de estas dos olas y en relación con la vigencia o levantamiento de la cuarentena, hemos construido el siguiente cuadro en el que se usan como indicadores:

• Los promedios móviles (últimos 7 días) de contagio diario.

• El % de incremento de estos promedios durante el período en análisis.

• El tiempo de duplicación de los contagios durante las distintas etapas.

En cuanto al período a analizar incluimos tres etapas:

• Una primera a lo largo de la inicial ola de contagios, dividida en tres momentos que se suceden entre el 27 de abril y el 3 de junio, En esta etapa el ritmo de elevación de los contagios siguió creciendo, aun estando en cuarentena.

• Una segunda etapa, durante el mes de junio, en la que la cuarentena da sus resultados más eficaces y se reduce el ritmo de crecimiento de los contagios.

• Una tercera etapa, entre inicios de julio y la actualidad, en la que se levanta la cuarentena y con ello se inicia la segunda ola de crecimiento de los contagios.

elaboración propia en base a información oficial

De la lectura de los datos que nos brinda el cuadro, podemos destacar los siguientes elementos relevantes:

• Durante la primera etapa se da la primera ola, en circunstancias de cuarentena, en la que el número de contagios más que se duplica (102 %) una primera vez en 19 días entre el 27 de abril y el 17 de mayo, pasando de más de 1,750 a más de 3,500 contagiados. Sucede lo propio entre el 17 de mayo y el 3 de junio, en que en tan solo 17 días se vuelve a casi duplicar (97 %) el número de contagios, pasando de más de 3,500 a más de 7,000. Esto es que en solo 36 días se cuadruplica el número de contagiados, estando vigente la cuarentena. Este aparente fracaso de la misma, en la realidad no lo es en su totalidad ya que, si bien no impidió que siguieran creciendo los contagios, si redujo drásticamente la velocidad de ese crecimiento, que en períodos previos permitió que la duplicación de los contagios se diera en tan solo 13, 5 y hasta 3 días. Si ese ritmo no se contenía, la multiplicación de los contagios hubiera sido exponencial. Ese fue el logro.

• La segunda etapa, corresponde al mes de junio, en el marco de la primera ola, en que continúa la cuarentena y, ahora sí, esta logra producir un decrecimiento del ritmo de los contagios, cuyo promedio pasa de más de 7,000 a inicios de junio a algo menos de 3,500 a fin de junio. Esto es que se reducen casi exactamente a la mitad. ¡Qué buen síntoma! Daba para entusiasmarse, pero había que considerar que teníamos todavía un promedio de casi 3,500 contagios diarios. ¿Qué se hizo?: ¡se levantó la cuarentena! cuando parece que todavía no era lo aconsejable desde el punto de vista sanitario.

• La tercera etapa se da entre inicios de julio y la actualidad, ya sin cuarentena, período de 45 días en el que se ha creado una más elevada segunda ola de contagios, llevando a que los mismos pasen de casi 3,500 a más de 6,700 (92 %) entre el 30 de junio y el 5 de agosto. La duplicación de los contagios se da en este período en 24 días. A la fecha (17 de agosto), el promedio de contagios diarios se eleva a más de 8,300, lo que equivale a un incremento de casi un 140 % desde que se levantó la cuarentena. La duplicación de los contagios se da a esta fecha en 25 días, casi los mismos del período anterior.

Frente a esta situación, el Ejecutivo ha tomado medidas complementarias, básicamente: agregar una cuarentena total los domingos, prohibir las reuniones familiares, poner una cuarentena completa en algunos departamentos y provincias, restringir la salida a la calle de los niños. Pero, vista la intensidad del repunte de las cifras, no pareciera que estas medidas puedan ser suficientes para contenerlo eficazmente. En cualquier caso, el efecto de estas se podrá ver recién en una semana o 10 días.

Es claro que la decisión del levantamiento de la cuarentena no ha sido ajena a la presión de sectores económico- empresariales, los mismos que están hasta cuestionando la reposición de la cuarentena del domingo y siguen sosteniendo que la cuarentena toda, desde su inicio, no dio ningún resultado.

Es claro también que de por medio está la situación de un gran sector de la población que vive de su trabajo cotidiano y, por tanto, si se toman medidas que restrinjan esa posibilidad, es necesario que se establezcan mecanismos de compensación que permitan a las mayorías sobrevivir, pese a las restricciones que se impongan. ¿Qué de la posibilidad de un bono universal durante todo el período de restricción, que efectivamente lo sea y QUE LLEGUE A TODOS, Y A TIEMPO?

Hay por tanto, la necesidad imperiosa de revisar la estrategia e introducir las modificaciones que sean necesarias. Cuatro aspectos dentro de ella nos parecen claves:

• Seguir masificando la aplicación de pruebas, incluidas las moleculares rápidas inventadas en el país y detenidas en barreras burocráticas. Identificar las zonas en que se concentra el contagio, para aplicar estrategias específicas en ellas: hacer seguimiento de los casos identificados, así como de sus contactos, de modo de frenar la propagación del mismo.

• Aplicar políticas efectivas para evitar los contagios en el transporte público, en el que encontramos mucha dificultad para controlarlo, dada su precariedad, insuficiencia e informalidad. Si en condiciones normales no se dan abasto, ¿cómo se puede lograr que operen económicamente con restricciones de aforo y demás exigencias de un eficaz protocolo sanitario? Y una vez establecido este, ¿cómo lograr que se aplique adecuadamente y se respete con rigor?

• Valga lo mismo para la prevención de los contagios en el comercio ambulatorio desperdigado por todas las ciudades, así como la aplicación de rigurosos protocolos en los mercados establecidos.

• El cuarto factor somos todos nosotros. A este respecto el reto es: ¿cómo lograr infundir conciencia en la población sobre la gravedad de la situación y sobre la necesidad de seguir pautas de comportamiento, en todos los ámbitos en que nos movemos: la casa, la familia, el trabajo, el estudio, el comercio, los espacios públicos, la calle? Para ello es indispensable afinar claramente la definición de estas pautas y emplear los medios apropiados para comunicarlas eficazmente y nosotros, seguirlas disciplinadamente.

Queremos equivocarnos, pero creemos que cuanto más tarde se asuma esta tarea y se introduzcan los correctivos necesarios, más drásticas tendrán que ser las sucesivas medidas de control que necesariamente se tengan que imponer, y más alto el costo que habrá que pagar, tanto en vidas (que es lo peor) como económico (que es lo que más les preocupa a algunos). 

Entonces: A PONERSE LAS PILAS, que por tratar de evitar el costo económico de la crisis, no lo terminemos pagando multiplicado y con el agravante de ir acompañado de mucho más muerte.


Escrito por

Roberto Wangeman

Economista y músico


Publicado en