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COVID 19 - Logros, limitaciones…

… y retos después de la cuarentena

Publicado: 2020-07-01

Estamos hoy día culminando una larga cuarentena, al menos como se ha venido aplicando durante los pasados tres meses y medio. Es entonces un buen momento para echar una mirada a lo que se ha logrado, lo que no se alcanzó a lograr y los retos que quedan para adelante. 

Si bien es claro que hasta ahora no hay mucho de que alegrarse, el principal logro alcanzado es haber evitado que los efectos de la pandemia alcancen niveles de catástrofe, como hubiera sucedido si no se hubieran tomado las medidas de emergencia asumidas, aún con las limitaciones y errores que se puedan haber cometido al diseñarlas y/o aplicarlas. Este logro se hace más relevante si se toma en consideración las limitadísimas condiciones con que se contaba para enfrentar una pandemia de esta complejidad y magnitud. Ello obligó a seguir una estrategia basada en ganar tiempo, de manera de extender al máximo el plazo en que se concentra la demanda del servicio sanitario y, al mismo tiempo, ir fortaleciendo en el camino su capacidad de atención, en una pelea diaria por evitar que se produzca el desborde total y se pierda la capacidad de controlar los efectos de la pandemia.

Aunque con desbordes parciales, esto se ha conseguido y se ha logrado superar la cima de la curva e iniciar el lento proceso de descenso de las cifras, a través del decrecimiento del ritmo de contagios y fallecimientos, tal como se puede apreciar en la curva de nuevos contagios diarios, que ya comienza a mostrar, con sus alzas y bajas, una cierta simetría.

nuevos casos confirmados. Universidad JoHns hopkins

Veamos con mayor detenimiento las tendencias de los indicadores en las últimas cinco semanas, desde que se inició este último tramo de la cuarentena: 

• El número de contagiados pasó de 141,779 el 28 de mayo, a 285,213 el 30 de junio. Lo que quiere decir que para que se hayan duplicado los contagios, en esta oportunidad han tenido que pasar 34 días, lejos de los 3 o 5 en que lo hacían al inicio de la emergencia. Velocidad que, de mantenerse, habría elevado los contagios y sus consecuencias a niveles astronómicos.

• El % de contagios respecto al número de pruebas ha tendido a crecer (salvo durante la tercera semana de Junio que estuvo a la baja) pasando de más de 15 % el 28 de mayo a casi 17 % el 30 de junio. Esto es, que se ha incrementado en algo menos de 2 puntos porcentuales durante el período.

• El promedio móvil del número de contagios diarios sin embargo, con alzas y bajas, ha decrecido durante el período pasando de 7,023 el 3 de junio, a 3,486 el 30 de junio, esto es a algo menos de la mitad.

• El número de fallecidos pasó de 4,099 el 28 de mayo, a 9,677 el 30 de junio. Lo que quiere decir que para que se dupliquen los fallecidos, en esta oportunidad han tenido que pasar 29 días, igualmente lejos de los que se requerían inicialmente.

• El % de fallecidos respecto al número de contagiados ha crecido (salvo los últimos días de mayo, que decreció) pasando de 2.98 % el 28 de mayo a 3.39 % el 30 de junio, esto es que creció en 0.41 punto porcentual durante el período.

• El promedio móvil del número de fallecidos diarios, ha sido inicialmente creciente y en los últimos 10 días se hizo decreciente, pasando de 137 el 27 de mayo a 195 el 20 de junio y 182 el 30 de junio.

• Estas cifras corresponden a la información oficial sobre fallecidos confirmados por causa del COVID 19. Existen sin embargo diversos señalamientos en el sentido que los fallecidos reales hasta triplicarían las cifras oficiales. Esta es una situación que tiene que ser esclarecida sobre la base de una clara diferenciación sobre cuántas de esas muertes excedentes corresponden efectivamente a sospechosos de COVID 19 y cuantas a otras causales ajenas o indirectamente relacionadas con el mismo. Se entiende que la entidad responsable del control de fallecimientos está abocada a ese estudio.

• El % de hospitalizados ha sido, casi constantemente decreciente, pasando de 5.9 % el 28 de mayo a 3.9 % el 30 de junio. Esto es que se redujo 2 puntos porcentuales.

• El % de internados en UCI ha sido de igual manera, casi constantemente decreciente, pasando de 0.67 % a 0.42 %. Esto es que se redujo 0.25 punto porcentual.

• El equilibrio de camas UCI se ha mantenido, a nivel nacional, con un margen de entre 150 y 200 camas libres. Aunque en algunas zonas y momentos concretos estas han sido sobrepasadas.

En síntesis, se puede decir que, tanto los contagiados como los fallecidos, si bien han incrementado su número y %, en la última etapa su promedio diario ha tendido a decrecer y su período de duplicación a extenderse; y que, al menos a nivel global, se ha mantenido un colchón de camas UCI libres, las que están a punto de ampliarse a 2,000 durante este mes.

En nuestro artículo del 6 de Junio: “Optimismo o catastrofismo… La epidemia peruana en el marco de la pandemia mundial” (https://bit.ly/3eUuEWr) mencionamos una proyección que realizamos hace 5 semanas, respecto a la situación en que estarían al 30 de junio (final de la cuarentena) los 5 indicadores elegidos si se mantenían las tendencias previas.

Contrastando lo real con lo proyectado, lo primero que hay que decir es que satisface que no se haya producido un crecimiento descontrolado de los indicadores. En segundo lugar, que la proyección tuvo una respetable aproximación a lo realmente acontecido, y que el margen de error ha jugado a favor del país. Los resultados de la comparación entre lo proyectado y lo real son los siguientes:

• Se partió del supuesto que se haría un promedio de 30,000 pruebas diarias con lo que se llegaría al 30 de junio a 1,800,000 pruebas. En la práctica se hicieron 1,679,386, dando un promedio diario de alrededor de 26,000. Esta diferencia, como veremos, incidirá en el número de contagiados.

• El número de contagiados en la proyección fue de 360,000, bajo el supuesto que este sería el 20 % del número de pruebas realizadas. En la realidad se llegó a los 285,213 contagiados (casi 75,000 menos que los estimados) esto debido al efecto combinado del menor número de pruebas realizadas y del % de contagio que no llegó al 20 % del supuesto, sino a algo menos del 17 %.

• El número de hospitalizados en la proyección fue de 10,800, bajo el supuesto que sería el 3 % del número de contagiados. En la realidad se llegó a los 11,049, siendo este el único indicador en que se superó (en 249 personas, el 2.3 %) la cifra de la proyección. Esto se debió a que, pese a que hubo un menor número de contagiados, el % de hospitalizados real (3.9 %) fue mayor que el del supuesto (3 %).

• El número de internados en UCI estimado fue de 1,800, bajo el supuesto que sería el 0.32 % del número de contagiados. En la realidad se llegó a 1,185 (615 menos que los de la proyección). Esto se debió a que hubo un menor número de contagiados, que más que compensó el mayor % de en UCI real (0.42 %) en relación con el del supuesto (0.32 %).

• El número de fallecidos estimado fue de 10,800, bajo el supuesto que sería el 3 % del número de contagiados. En la realidad se llegó solo a los 9,677 (1,123 menos del de la proyección). Esto se debió a que hubo un menor número de contagiados, que más que compensó el mayor % real de fallecidos (3.39 %) en relación con el del supuesto (3 %).

Los resultados de esta contrastación, más allá del margen de error de la proyección, reafirman las tendencias planteadas al inicio.

Dado lo dicho, la pregunta que hay que hacerse y el consecuente reto que toca asumir es: ¿Cómo lograr mantener el relativo control que se tiene de la pandemia ahora que se levanta la cuarentena? Es claro que a partir de ello hay el gran riesgo (avalado por la experiencia internacional) de que se produzca un rebrote, elevación de la curva o segunda ola de la pandemia, con resultados imprevisibles y desgastada ya la capacidad de volver a una cuarentena severa, por el insostenible sacrificio económico de la gente que depende de su trabajo diario, y por el enorme costo económico global que el país tendría que adicionar al hasta ahora ya generado.

Es claro que el problema es difícil de resolver y que nosotros no tenemos respuesta al mismo pero que, sumándonos a la búsqueda de alternativas que se está haciendo con participación de la ciudadanía y de las organizaciones sociales, lo que podemos hacer es llamar la atención sobre el tema e invocar a las autoridades competentes sobre la impostergable necesidad de diseñar y aplicar estrategias viables y eficaces para enfrentarlo.

Frente a la apertura a la circulación masiva de la gente y el reinicio de las actividades económicas y comerciales, entre otros, hay dos aspectos que nos parecen severos puntos críticos, que si no se manejan adecuadamente pueden ser un canal para el recrudecimiento del contagio. Estos son: el comercio informal ambulatorio y el transporte colectivo de personas. Problemas que, dicho sea de paso, son hijos de un sistema económico excluyente y marginador que lo que le dijo a la gente es: arréglatela como puedas, ¿y la gente que hizo?, pues claro: arreglársela como pudo y sentirse además con el derecho, sumado a la necesidad, de así hacerlo. Los gobiernos no han sido ajenos sino promotores de la gestación de este problema, como por ejemplo cuando se liberalizó la importación de autos chatarra usados y se eliminó la exigencia del brevete profesional, para que los despedidos tuvieran como “arreglársela”.

En cuanto al transporte colectivo, hay una cuestión general que hay que considerar: antes de la pandemia teníamos un sistema de transporte saturado e insuficiente para atender la demanda de la población. Aún en el supuesto de que se cumplan religiosamente los protocolos de bio- seguridad y que estos sean suficientes para evitar el contagio, ¿hasta qué punto podrá satisfacerse esa demanda con la reducción drástica del aforo que piden los protocolos y sin generar efectos colaterales?, porque si no lo hace, estaríamos creando las condiciones “perfectas” para que se incumplan las normas que se establezcan.

En cuanto al comercio ambulatorio es un problema que no es nuevo y que ha demostrado seguir la teoría del globo, que si se le presiona por un lado, se infla por el otro. Este problema requiere de una solución de fondo, que evidentemente en el marco de esta pandemia no puede darse, pero si es indispensable darle una atención y solución de emergencia. ¿Cuál es esta?

Ultimo pero no menos importante: el otro factor crítico determinante somos nosotros mismos, la gente que nos movemos e interactuamos en la casa, en el trabajo, en la calle, en los espacios públicos comerciales, sociales, religiosos, políticos y un sinfín de etcéteras que ahora se reabren. Si en todos y cada uno de esos espacios no actuamos con los recaudos necesarios (ya sabemos cuáles) seremos nosotros mismos los más activos propagadores del virus. En este caso el problema es más complejo por dos razones: la primera es que para actuar así es necesario haber previamente internalizado ideas que no teníamos necesariamente como propias, como ser, la necesidad imperiosa de auto protegernos y de proteger a los demás, sean estos de la familia o hasta del enemigo. Y la segunda es que esta es tarea de responsabilidad exclusiva nuestra y que no hay manera que lo hagan por nosotros o nos controlen eficazmente para que lo hagamos.

Por último una pregunta con connotaciones generacionales y personales: y los mayores de 70 años que todavía dependemos de nuestro trabajo independiente, gracias a lo exorbitante de nuestra jubilación, y que no somos beneficiarios de bono alguno,

¿Cómo lo hacemos sin salir? y ¿de qué sirve nuestro encierro si luego vuelve a casa toda la familia, luego de interactuar en esos espacios públicos?

¿Y los músicos?



Escrito por

Roberto Wangeman

Economista y músico


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