Como se puede apreciar en el cuadro publicado por la Universidad Johns Hopkins, hoy escalamos al séptimo lugar en el mundo en número de contagiados, superando a Italia. Ya antes habíamos pasado a Irán, Francia y Alemania, que actualmente están en los lugares 10, 11 y 12. Por encima están, todavía, España (muy cerca) y Reino Unido (un poco más arriba), pero ambos tienen ya la curva muy plana mientras que nosotros vamos aún en camino de aplanarla, por lo que muy probablemente los pasaremos.

Con ello habríamos superado al grueso de los países europeos más afectados por la pandemia, aunque, hay que decirlo, con un número de fallecidos probablemente muy inferior al de aquellos.

A los que casi con seguridad no superaremos es a Estados Unidos y Brasil porque sus cifras son mucho mayores. A India y Rusia también es poco probable que los alcancemos, porque están más distantes y tienen una tendencia creciente mayor que la nuestra.

En síntesis, si las tendencias actuales permanecen, en un ranking próximo estarían: Estados Unidos, Brasil, Rusia e India en los 4 primeros lugares, probablemente con Chile y Perú en el quinto y sexto lugar (Chile está ahora detrás de nosotros, pero trae un ritmo muy acelerado de crecimiento). Esto sin contar a México que está algo más abajo, pero que sigue con tendencia creciente y tiene además un alto subregistro de casos (debido quizás a las escasas pruebas que realiza), y que muestra además una altísima tasa de letalidad, lo cual confirmaría ese subregistro.

Tendríamos entonces que en el grupo de los 7 primeros del ranking habrían 5 países de las Américas: 4 de ellos de Latinoamérica. Parece entonces ser cierto que vamos camino a consolidarnos en el epicentro de la pandemia. Claro está que aquí hay que hacer algunos matices, respecto por ejemplo a Estados Unidos, que tiene un cuarto del total de contagiados del mundo (ellos sí han hecho mérito para ser el epicentro) y además no forma parte de Latinoamérica, o al interior de ésta, Brasil, que tiene un enorme número de casos (ya se aproxima a la mitad de los Norteamericanos) y un ritmo todavía creciente de contagios que quién sabe hasta donde los lleve.