#ElPerúQueQueremos

Perú, casos decreciendo - The New York Times

COVID 19 - Tendencias y perspectivas…

…lo que a cada quién le toca hacer.

Publicado: 2020-06-17

Siempre hay formas de ver peor o mejor las cosas, o como se decía antes: con los números se puede probar lo que uno quiera. Intentamos evitar esa tentación y mantenernos en una posición de equilibrio entre el optimismo miope, y el tremendismo desenfocado. 

Es claro que en esta pandemia nos está tocando una situación muy dura. Con casi 233,000 contagiados, y más de 6,800 fallecidos, ocupamos un muy poco honroso octavo lugar en número de contagios en el mundo, así como el puesto 15 en número de fallecidos por cada millón de habitantes. Esto es sobre la base de las estadísticas oficiales, porque por diversos medios se ha señalado que tenemos el más alto nivel de subregistro en el mundo al comparar los datos oficiales de fallecimiento por COVID con las estadísticas de muertos de años anteriores (aunque no se tiene una medida clara de cuanto de ese excedente corresponde al COVID, y cuanto a otras causales de muerte).

Por otro lado, tenemos la información del seguidor de la pandemia del New York Times que señala, desde hace 5 días, que Perú está entre los países con contagios nuevos decrecientes.

A partir de esa inquietud nos zambullimos en los datos, mirando primero la evolución de los casos positivos diarios identificados, en base a los promedios móviles de los últimos siete días. Encontramos que, desde el inicio, ha habido una tendencia variable: inicialmente creciente, que pasa luego a frenarse y convertirse después en decreciente de estos promedios, según la siguiente progresión quincenal:

• El 15 de marzo, el promedio semanal fue de 9 casos,

• El 31 del mismo mes subió a 93 casos; esto es, se multiplicó por más de 10.

• El 16 de abril pasó a 1,034 caso; se multiplicó ahora por más de 11.

• El 2 de mayo subió a 2,458 casos, frenándose el incremento al multiplicarse por solo 2.3.

• El 18 de mayo pasó a 3,730, frenándose aún más el incremento, al multiplicarse solo por 1.5.

• El 3 de junio subió 7,023 casos, acelerándose un poco el incremento al multiplicarse por 1.9.

• Entre el 4 y 15 de junio se produce por primera vez un decrecimiento constante de los promedios móviles semanales, pasando de 7,023 el 3 de junio, a 4,757 el 15 de junio, multiplicándose esta vez únicamente por 0.68. Es decir que el promedio móvil, en solo 11 días, se redujo en un tercio respecto al del día 3.

Parece evidente que esta inicial disminución del ritmo de crecimiento de los casos diarios, y el posterior decrecimiento del promedio de casos, está relacionado con las medidas de emergencia tomadas que, aún con sus limitaciones, habrían surtido cierto efecto (tendría que cruzarse estas fechas con las etapas de la cuarentena para ver si hay una relación entre el sentido de las tendencias, y la oportunidad de esas etapas).

De otro lado, la evolución de los fallecimientos desde un inicio ha mostrado una tendencia constante al incremento de los promedios, según la siguiente progresión quincenal:

• El 26 de marzo, cuando se tiene el primer promedio semanal, fue de 1 fallecido,

• El 31 del mismo mes, en solo 5 días más, subió a 3; esto es, se triplicó.

• El 16 de abril pasó a 19; esto es, que se multiplicó por más de 6.

• El 2 de mayo subió a 71, frenándose el incremento al multiplicarse por solo 3.7 en el mismo período quincenal.

• El 18 de mayo pasó a 118, frenándose aún más el incremento al multiplicarse solo por 1.5.

• El 3 de junio subió a 158 casos. Se sigue frenando el incremento, al multiplicarse por 1.3.

• Entre el 4 y 15 de junio, en solo 11 días, se reduce aún más el incremento de los promedios móviles multiplicándose esta vez únicamente por 1.2.

En el caso de los fallecimientos, se constata entonces que se mantiene el crecimiento, pero el ritmo del mismo va, sistemáticamente, reduciéndose de 6 veces a 1.2 veces en el último período; esto es, a la quinta parte (sin llegar a iniciarse el decrecimiento absoluto del número de fallecidos, lo que sucederá cuando el factor multiplicador, al igual que el R, sea menor a 1).

La diferencia de comportamiento entre los casos positivos, cuyos promedios sí se han reducido (confirmando lo señalado por el New York Times), y el de los fallecidos (que crecen más lento pero aun no se reducen) estaría explicada, entre otros factores, por las limitaciones en la capacidad de atención del sistema sanitario. No obstante ello, se evidencia una clara desaceleración en su incremento.

Valga la ocasión para aclarar un par de ideas que pueden traer confusión: el hecho de que siga habiendo un alto número de contagiados y fallecidos no significa de por sí que la curva siga creciendo. Para ello es necesario que el ritmo de crecimiento sea creciente. De otro lado, si se mantuviera un mismo número de fallecidos todos los días, lo que estaría pasando en realidad es que el porcentaje de letalidad se estaría reduciendo, porque el número de contagiados está aumentando fuertemente todos los días.

Sépase así mismo que el tiempo necesario para que se duplique el número de contagiados está ahora en 23 días. En algún momento, al inicio, estuvo en 3 días. Si hubiéramos seguido con ese ritmo de contagio, no quieran saber cuántos contagiados tendríamos ahora… Un cálculo sencillo: el 18 de marzo teníamos 145 contagiados, cuando estos se duplicaban cada tres días. El 17 de abril alcanzamos los 13,489, cuando el tiempo de duplicación ya se había alargado. Si este se hubiera mantenido en 3 días, el 17 de abril habríamos llegado a los 148,480 contagiados; es decir, más de 10 veces por encima de los reales.

El facilismo nos podría llevar a concluir que no estamos tan mal, pero la realidad nos dice que sí estamos mal, aunque podría haber sido mucho peor.

Pero ahora, mirando para adelante, ¿cuáles son nuestras perspectivas?

Uno de nuestros gurús en materia pandémica, Ragi Yaser Burhum (el autor de “El martillazo y el huayno”) nos hace una importante advertencia en el sentido de que, de acuerdo a proyecciones preliminares que está realizando, se podría llegar a un mucho más elevado número de fallecimientos si es que no se pone en práctica una efectiva estrategia de ataque al virus. Esto es, mejorando el testeo, y sobre todo el seguimiento de los contactos de los casos positivos que se van identificando, de modo de lograr bajar el factor R por debajo de 1, que es la única forma en que se vaya reduciendo la epidemia en nuestro país.

Esa estrategia exige cercar al virus a través del control de la replicación de los contagios por medio de la identificación de los contactos de los contagiados, su seguimiento y aislamiento, para evitar que ellos multipliquen el contagio. Solo así se lograría bajar el R. Si no se aplica esa estrategia, podría llegarse a tener entre 38,000 fallecidos, en el mejor escenario, y 220,000, en el peor.

Desde Chile, el doctor Ugarte, equivalente chileno de nuestro doctor Huertas, nos advierte la importancia de lo mismo, con el agregado que señala la necesidad de incrementar el número de pruebas que se realizan, que en Chile dan un 40 % de contagiados (acá estamos por debajo del 17%), lo que en su caso indicaría la necesidad de incrementar el número de pruebas para lograr identificar a un gran número de infectados que aún no han sido ubicados, y que, claro, tal tarea, unida a la del seguimiento indispensable, exige de una cantidad enorme de recursos humanos y materiales… pero igual es necesario aproximarse lo máximo al óptimo, aunque eso no se logre.

Frente a todo esto está el llamado dilema entre vida y economía, que muchos de nosotros rechazamos. Sin embargo, es real que la cuarentena en nuestro país nunca se ha observado de manera rigurosa, y lo es cada vez menos, más ahora que el gobierno parece haber optado por una mayor flexibilización, o un casi tácito levantamiento de la misma. La amenaza que se cierne es la de un rebrote o nuevo levantamiento de la curva. Frente a eso, ¿qué nos queda? A nuestro entender:

• Al Estado, aplicar con más rigor y sentido estratégico el testeo y seguimiento de contagios, así como potenciar al máximo los sistemas de salud para que no estemos totalmente desbordados por el incremento de contagios.

• Y, a nosotr@s, digo A TOD@S NOSOTR@S, si salimos, mantener con absoluto rigor las ya conocidísimas medidas de distanciamiento social, mascarilla y lavado de manos. Parece tan simple pero, ´ta que cuesta entenderlo, y sobre todo, aplicarlo.


Escrito por

Roberto Wangeman

Economista y músico


Publicado en