Día a día nos saturan de toda clase de información sobre la pandemia, tanto la cuantitativa, con la estadística diaria de número de pruebas, contagios, hospitalizados, en UCI y fallecidos, como la analítica sobre el diagnóstico y prospectiva de la relación entre la pandemia y todos los temas posibles: económico, sociológico, antropológico, el medio ambiente, género y desigualdad; respecto a la globalización, al fin o no del capitalismo y el retorno de las hegemonías globales recompuestas de diferentes maneras o, por el contrario, la apertura de una oportunidad de transformación del sistema imperante en uno más humano, justo y ambientalmente sostenible. 

Más abajo de este nivel se ha venido dando la polémica sobre si llegamos o no a la meseta y cuando comenzamos a bajar. Al margen de las buenas o malas intenciones de las partes intervinientes en la misma, lo real es que para el ciudadano de a pie son muy pocas las cosas que quedan claras a este respecto.

En base a la información que hemos recogido sobre todas esas variables, queremos compartir algunas constataciones, así como también algunas dudas e interrogantes:

En relación al número de pruebas tomadas, hemos pasado por varias etapas: Durante todo marzo se tomaba un número de pruebas que fue lentamente creciendo, pero que estaba por debajo de las 1,000 diarias. Desde fin de marzo hasta la segunda semana de abril este número subió a alrededor de 1,000 pruebas diarias. A partir de la segunda semana de abril subió fuertemente a alrededor de 10,000. Dos semanas atrás estuvo en el entorno de las 20,000 y en la última semana subió en promedio a las 28,000 pruebas diarias.

Por su parte el número de contagios ha subido fuertemente, en parte debido a la drástica elevación del número de pruebas y en otra parte porque el % de contagiados en relación al número de pruebas se ha elevado de 10.5% en la segunda semana de abril a 15% que es el actual, lo que incrementa aún más los contagios.

De otro lado, el tiempo de duplicación de los contagios se ha ido alargando de a 3 a 5, a 8 y a 10 días, luego a 12, hasta los 15 días que tomo la última duplicación. Ello indicaría que el ritmo de contagio ha ido decreciendo y que su elevación está principalmente asociada al fuerte incremento del número de pruebas.

De su lado, si bien el número de fallecidos se ha elevado fuertemente, el % de estos respecto a los contagiados se ha mantenido en el mismo orden del 2.9%, variando entre 2.8% y 2.9% durante el mismo período. Nivel que por lo demás es bastante bajo respecto al de otros países de la región y de Europa.

Los % de hospitalizados y en UCI respecto de los contagiados han tendido de manera lenta pero constante a la baja. En el período, el de hospitalizados bajo a la mitad, de 12 % a 6 %, mientras el de los en UCI a la tercera parte, de 2.2% a 0.7%. Esta es evidentemente una buena señal, porque sería lo que ha permitido evitar que el sistema colapse de una manera drástica. De otro lado, este hecho, aparentemente contradictorio, con el rápido crecimiento de los contagios no tiene una explicación clara y, como hipótesis, podría explicarse por la alta proporción de pruebas rápidas realizadas, en relación a las moleculares. La diferencia entre ellas es que las moleculares identifican el contagio mientras que las rápidas identifican a los contagiados que ya generaron anticuerpos y que son por tanto contagiados más antiguos o que ya superaron la enfermedad, incluso de manera asintomática y, por ello, alguna proporción de estos no ha pasado ni por hospital y menos por UCI.

Una gran duda que surge es saber si el tener un fuerte incremento de los contagios asociado a una gran elevación del número de pruebas es de por sí una mala noticia. ¿Estaríamos más tranquilos si tuviéramos muchos menos contagios identificados gracias a que hacemos la quinta o la décima parte de las pruebas que venimos realizando? Yo creo que quizás lo estaríamos pero solo por falta de información.

Esa duda se puede asociar a otra que tiene que ver con la relación entre contagios y fallecimientos. Vimos que a partir de la elevación del número de pruebas el % de contagiados ha subido, mientras que el de fallecidos se ha mantenido estable en un nivel bastante bajo. Una aproximación a la respuesta a esta duda la podemos buscar comparando nuestra situación con la de otros países como Méjico por ejemplo, en donde tienen algo más de la mitad de contagiados que nosotros, mientras que tienen 2.4 vece el número de fallecidos que los nuestros, con lo que su tasa de letalidad es de 11% al lado del 2.9% de la nuestra, casi el cuádruple. Hay acá algo que no cuadra ¿o hay en Méjico un sistema de salud tan peor al nuestro que con menos contagiados se les muere un número tan grande de personas, o lo que sucede es que hay una sub identificación del número de contagios asociada al número de pruebas que se toman; lamentablemente no tenemos información al respecto, para poder confirmar esa hipótesis, pero parece que toman un número reducido de pruebas y por tanto aparecen menos contagios y por ende, los fallecidos que si están ahí, aparecen con un % mayor respecto a los limitados contagios identificados.

Finalmente sobre nuestra posible ubicación en una hipotética meseta, sabemos de varios estudios que la pronostican, pero no tenemos modelo sofisticado alguno que lo confirme o descarte. En base a los simples datos que manejamos, nos da la modesta impresión que las cifras se van estabilizando. Un referente importante a nivel global es que la curva mundial de contagiados muestra una meseta prolongada que además, en los últimos días ha comenzado a tener una tendencia nuevamente creciente. Ojalá que ese no sea el pronóstico de nuestra situación y perspectivas.